El fraude con tarjetas de crédito se ha convertido en una amenaza constante para usuarios y empresas. Conocer sus dimensiones, métodos y formas de protección es esencial en un mundo cada vez más digitalizado.
La dimensión del fraude con tarjetas de crédito
En 2025, el fraude con tarjetas de crédito representa alrededor del 15% de la actividad en la dark web. Esta cifra refleja la creciente sofisticación de los ciberdelincuentes que operan en redes ocultas y foros clandestinos.
El volumen de tarjetas filtradas ha experimentado un aumento constante: un 6% más desde 2021, con más de 192 millones de registros expuestos a nivel global. Solo entre 2023 y 2024, se filtraron 2,3 millones de tarjetas bancarias a raíz de infecciones con malware especializado.
En este contexto, España ocupa el tercer lugar mundial en tarjetas robadas y vendidas en la dark web, con un 10% del total global, solo por detrás de Estados Unidos (60%) y Singapur (11%). A nivel europeo, los intentos de fraude han crecido un 88% en cuatro años, y los ataques de identidad han subido un 69%.
Las pérdidas por estafas con tarjeta en España, aunque inferiores a su pico de 1.642 millones de euros en 2015, siguen siendo significativas, especialmente con un alza del 150% en fraudes financieros personales entre mayo y julio de 2025.
Principales métodos de estafa
Los delincuentes utilizan varias técnicas para sustraer información y fondos:
- Phishing: envío de correos electrónicos, SMS o llamadas que simulan comunicaciones bancarias legítimas.
- Carding: uso de datos robados para compras fraudulentas en comercios controlados por criminales.
- Clonación: instalación de dispositivos en cajeros o terminales que copian la banda magnética de la tarjeta.
- Infostealers: malware de robo de datos como Redline (34% de las infecciones) y Risepro, cada vez más activo en 2024.
- Ataques de toma de control de cuenta (ATO): acceso a cuentas bancarias con credenciales robadas o suplantadas.
El negocio criminal en la dark web
La cadena delictiva se estructura en varias fases:
- Harvesters: recolectan datos bancarios y personales obtenidos de diversos ataques.
- Validators: prueban la validez de las tarjetas mediante bots que realizan miles de transacciones de prueba por hora.
- Cash-outers: convierten los datos en efectivo, productos o criptodivisas tras confirmar su funcionalidad.
El proceso de validación es clave. Se realizan pequeños cargos o compras de prueba para asegurar que la tarjeta funciona antes de lanzarse a estafas de mayor escala. El 87% de las tarjetas analizadas permanecen activas más de 12 meses, lo que extiende su vida útil para los criminales.
Estadísticas y tendencias clave
Más allá de la pura cantidad de tarjetas filtradas, se observan patrones preocupantes:
Se estima que una de cada 14 infecciones con malware infostealer acaba con el robo de datos de tarjetas de crédito. Entre 2023 y 2024, 26 millones de dispositivos resultaron infectados, 9 millones de ellos solo en 2024, concentrándose el mayor impacto en España, Italia y Francia.
Factores que impulsan el aumento del fraude
La digitalización de la economía y adopción masiva de pagos electrónicos ha creado un terreno fértil para los ciberdelincuentes. El auge del comercio online, el menor contacto físico en transacciones y la dispersión de la atención de los usuarios agravan el riesgo.
Además, la profesionalización de las mafias cibernéticas y la evolución constante de las herramientas de ataque dificultan la detección temprana y la protección individual.
Recomendaciones para protegerte
Tomar medidas preventivas puede reducir drásticamente el riesgo de fraude:
- No compartir datos en sitios o mensajes desconocidos.
- Utilizar autenticación en dos pasos siempre que sea posible.
- Crear contraseñas robustas y únicas para cada cuenta.
- Revisar movimientos de la cuenta regularmente y reportar cargos extraños de inmediato.
- Mantener el dispositivo y el sistema operativo siempre actualizados.
- Evitar redes públicas de Wi-Fi para operaciones financieras.
- Solicitar ver la tarjeta al pagar en terminales físicos y usar opciones de pago seguras.
La clave está en la vigilancia constante y hábitos seguros. Conocer el panorama y aplicar prácticas de protección fortalece tu defensa contra estafas y fraudes.
Proteger tus datos y finanzas es un esfuerzo continuo. Mantente informado, actualiza tus medidas de seguridad y consulta a profesionales ante la menor sospecha de irregularidad. Solo así podrás navegar con confianza en un entorno cada vez más digitalizado.